Estoy muy entusiasmada con la decisión de retomar las clases presenciales, por supuesto que sin descuidar las clases online.

En estos días me he dedicado a planificar las clases, los temas, los horarios, fechas… y mil cosas mas!
Todo esto es parte de la trastienda y lleva sus buenas horas de dedicación para que las clases transcurran de la mejor manera, organizadas, didácticas y amenas.
Escribiendo y haciendo planillas, me di cuenta de que, en estos dos años de la famosa pandemia, no me he quedado quieta!

A veces uno se siente “improductivo”, y más cuando mi vida laborar giraba en entorno al taller, a los alumnos y al arte de la decoración de tortas.

Sin lugar a dudas he extrañado mucho todo el cambio (como nos ha pasado a la mayoría).
Nos cuesta adaptarnos; pero luego de hacer un balance terminamos valorando lo positivo.
¡Por algo se llama balance!

Dentro de este balance positivo, me encontré que en este tiempo aprendí muchísimo y tengo una gran lista de temas para enseñar y trasmitir.
Ahí fue cuando me dije: ¡Opa! este tiempo lo he aprovechado muy bien.